Céntrico instituto de idiomas madrileño.
Días lectivos alternos. Grupo mixto.
Citas de anteayer antes de entrar en clase.
Aparecías radiante por la esquina.
La cara iluminada, pelo corto, aprendiza de mujer.
Yo te miraba y sonreíamos.
No eran tiempos de besos todavía al uso.
Ni siquiera un breve roce de manos en saludo.
Pero un ! hola ! bastaba, lo decía todo.
Exprimíamos los instantes de diálogo
antes de que el timbre sonara.
Luego, subíamos la escalera, directos al aula.
Mr. Jacobs, profesor nativo.
Mesa larga. Pocos alumnos.
Nuestro incipiente amor o un extraño pudor
nos impedía sentarnos juntos.
Tú en un extremo de la mesa, yo en el otro.
El idioma inglés y sus vocablos,
los libros abiertos presidían la estancia.
La concentración en el estudio no era mucha.
Juegos furtivos de miradas
se encontraban en nuestros ojos,
cazados "in fraganti" por el profesor
quien sonreía.
Vocabularios de palabras en el aire.
Torpeza en la pronunciación. Risas.
Una eternidad de segundos.
Reiteradas consultas al reloj
sin que el timbre sonara.
Cuando lo hacía,
un resorte nos impelía al pasillo
por llegar los primeros a la salida.
Allí, las palabras, otra vez la sonrisa.
Yo, galante, te invitaba.
Cruzábamos la acera.
Antigua tasca típica. Un vino
y una torera picante.
Yo pagaba, claro, era la costumbre.
Después, afuera, el aire fresco
nos aliviaba el rostro
ante los pequeños efluvios
que producía tan parco aperitivo.
El Metro de Sol atraía nuestros pasos.
No deseábamos llegar nunca.
Taquillas, escaleras, andén.
Yo a Argüelles, tu a Ventas. Decías:
¿Pasado mañana en la esquina, vale?
Y así un curso. Año 66/67.
Tú organizaste la recaudación entre los compañeros.
El regalo de despedida para el profesor nativo.
Un disco de Andrés Segovia. Fin de curso.
Mr. Jacobs nos agradeció el obsequio
recibido de tu mano en representación de todos.
Esta vez él nos convidó en la antigua tasca típica.
Era la última despedida, el adiós para siempre.
Ultimo paseo, último Metro de Sol.
Por fin nos dimos la mano. !Feliz verano!
No hubo intercambio mutuo de direcciones.
Oh, amor perdido, no consigo recordar tu nombre.
(Las cosas de Julio).
NOTA.-El poema "DÍAS DE CLASE"
me lo publicaron en 1992 en la revista
literaria "MADINAT-AL-ZHARA"
de Córdoba.
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