martes, diciembre 18, 2007

A veces llegan postales navideñas que son pura poesía. Como la que me envía mi amigo Pepe Sierra.


ESA SEMILLA
Esa semilla
que se entrega a vientos
serenos y a vientos revueltos…
Esa semilla
que no sabe de cercas
ni propiedades…
Esa semilla
que rebrota la sonrisa
entre las lágrimas…
Esa semilla que no conoce
alambradas ni fronteras…
Esa semilla
que florece en soledad…
Esa semilla
que no entiende de saqueos
ni de bombardeos…
Esa semilla que hace
germinar lo mejor
de nosotros, estemos donde
estemos y hagamos
lo que hagamos…
Esa semilla
sigue estando en tus manos
multiplicando todo
lo que tocas…
















La magia…
La magia de las praderas
acogiendo en su verde
los besos dorados y efímeros
de las hojas de diciembre…
La magia…
La magia de tu sonrisa
que, al besar el amanecer,
hace vibrar la vida…
La magia…
La magia de tu corazón
que, entre soledades
siempre ofrece
una flor de ilusión.
La magia…
La magia de convertir
los pequeños menesteres
en tareas sagradas…
La magia…
La magia de convertir
tu habitación
en observatorio del universo.
La magia…
La magia de tu amor
que, aunque casi nadie lo crea
cada día, salta por las ventanas,
callejea las ciudades
recorre las aldeas y…
vuela hasta el mar
hasta que…regresa al anochecer
para enredarse, de nuevo,
entre tus bastones…
generando más y más amor…
La magia…
La magia de Jesús
Que, en su desprendimiento
y sencillez,
nos ofrece plenitud.

















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