Me gustaría acompañarte en ese silencio desgarrador que ya dura 48 horas de nada. Ayudarte en tu camino, hacértelo más liviano, donde imaginaríamos historias ya leídas o inventadas. Reconstruiríamos sensaciones y vivencias para poder traspasar las fronteras de lo que llamamos mundo real o inventado.
Caminaríamos por el campo. Nos sentaríamos en un banco. Hablaríamos de nuestras cosas y disfrutaríamos de esa maravillosa monotonía de ¡aquí no pasa nada!
Aunque no me puedas hablar, oigo tu voz en el contestador automático, transmites vitalidad y entusiasmo.
Nos has dado un ejemplo de resistencia
Vuelve de tu viaje a la vida. No tardes, se nos está haciendo largo. Te estamos todos esperando.
Tu hermana, Carmen