Ayer por la mañana, cuando había terminado la primera
sesión de cocina resbalé y me pegué una hostia contra el suelo. Como no tenía
el teléfono a mano y yo solo no me podía levantar, tuve que arrastrarme por el
pasillo (15 metros), desde la cocina hasta mi habitación para allí coger el
teléfono y llamar a mi hermana Carmen. Estuve tirado en el puto suelo hasta que
llegó ella acompañada del portero del edificio quien me pasó desde el suelo a
una silla.
La médico me dijo que si podía apoyar la pierna afectada es que no tenía
nada roto. Me ha dicho que haga reposo, tomar dos analgésicos, así que así
estoy: de la cama a la silla y de la silla a la cama. En reposo no me duele
nada, sólo cuando cargo con las muletas un rato para pasarme a donde sea.
Como dice la canción:"la vida te da sorpresas, sorpresas te da la
vida".
Está visto que no puedes estar tranquilo ni en tu puñetera casa.
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