domingo, julio 19, 2009

LLEGÓ UN EXTRAÑO




Unos cuantos años después de que yo naciera, mi padre conoció a un extraño en nuestra gran ciudad.
Desde el principio, mi padre quedó fascinado con este encantador personaje, y enseguida le invitó a que viviera con nuestra familia. El extraño aceptó y desde entonces ha estado con nosotros.

Mientras yo crecía, nunca pregunté su lugar en mi familia pero en mi mente joven ya tenía un sitio muy especial.
Mis padres siempre me enseñaron bien: mí mamá, lo que era bueno y lo que era malo y mi papá, a obedecer, a sentir que hay unas normas con las que convivir con los demás. Pero el extraño nos mantenía hechizados horas y horas con aventuras, misterios y comedias.

Si yo quería saber cualquier cosa de política, historia o ciencia, él siempre sabía las respuestas.
Llevó a mi familia a los estadios de fútbol o a sitios increíbles. Me hacia reír, y me hacia llorar. A mi y a toda la familia.
El extraño nunca paraba de hablar, pero a mi padre no le importaba.
Mi padre dirigió nuestro hogar con ciertas convicciones morales, pero el extraño nunca se sentía obligado para honrarlas. Las blasfemias, por ejemplo, no fueron permitidas en nuestra casa...ni con nosotros, ni con nuestros amigos o de cualquier visitante o invitado.
Sin embargo, el extraño lanzaba palabrotas y comentarios soeces. Mi papá nunca nos dio permiso para beber alcohol de manera abusiva. Pero el extraño nos animó a intentarlo: Hizo que los cigarrillos parecieran frescos e inofensivos, Hablaba también libremente (demasiado) sobre sexo y drogas.
Sus comentarios eran a veces evidentes, a veces sugestivos, y generalmente... en fin, poco positivos para nuestra formación.
-
Ahora sé que mis conceptos sobre relaciones humanas fueron influenciados fuertemente durante mi adolescencia por el extraño. Él raramente le hizo caso a los valores de mis padres pero NUNCA le pidieron que se fuera.
-
Más de cincuenta años han pasado desde que el extraño se mudó con nuestra familia. Desde entonces ha cambiado mucho y ya no es casi tan fascinante como era al principio. No obstante, hoy en la casa de mis padres, todavía lo encontramos sentado en su esquina, esperando a alguien para que escuchara sus charlas y viera sus imágenes.
¿Quién era aquel extraño?

¡Nosotros lo llamamos televisor!

¡AH! ... y ahora convive con varios miembros más de su extraña familia: un ordenador, un móvil, varias consolas y algún mp4...

¿Nunca nadie pondrá freno a sus desmanes?

¡¡¡ Quizá solo habría que desenchufarlo !!! ...

No hay comentarios: